Rubiales, Vilda y Luque contraatacan para tumbar los recursos de la Fiscalía y Hermoso contra la sentencia de la Audiencia Nacional

Rubiales, Vilda y Luque contraatacan para tumbar los recursos de la Fiscalía y Hermoso contra la sentencia de la Audiencia Nacional

El caso Rubiales aún tiene capítulos por delante. Luis Rubiales y sus tres compañeros de banquillo en el juicio por el beso no consentido y las posteriores presiones a la futbolista Jennifer Hermoso, que se saldó con una pena mínima de multa para el expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), se han lanzado al contraataque para que no prosperen los recursos presentados por la Fiscalía y el abogado de la deportista contra la sentencia de la Audiencia Nacional. Las defensas del exmandatario, de Jorge Vilda (exentrenador de la selección femenina), de Albert Luque (exdirector de la selección masculina) y de Rubén Rivera (exresponsable de marketing) han presentado sendos escritos para contrarrestar las alegaciones del ministerio público y de la acusación particular, que han pedido elevar la condena impuesta a Rubiales, anular la absolución de los otros tres procesados e, incluso, repetir la vista oral.

“Se ha sucumbido desde la Fiscalía a una magnificación de los hechos enjuiciados que se ha producido en el ámbito mediático y en un cierto ámbito social”, insiste la letrada de Rubiales, Olga Tubau, en un escrito fechado este 27 de marzo. La defensa del expresidente ya había presentado anteriormente su propio recurso a la sentencia dictada por el magistrado José Manuel Clemente Fernández-Prieto, responsable del Juzgado Central de lo Penal, que le impuso 18 meses de multa (10.800 euros) por agresión sexual. Tubau planteó que también se le absolviese de este delito.

Tras acabar el juicio el pasado 14 de febrero, el magistrado Fernández-Prieto notificó su fallo el día 20 de ese mismo mes: condenó a Rubiales por el beso no consentido que propinó a Hermoso tras la final del Mundial femenino de fútbol de 2023, pero lo absolvió junto a sus tres compañeros de banquillo de las supuestas coacciones desplegadas después para que la jugadora saliera en público a justificarlo. Unos días después, la defensa del expresidente de la RFEF, la Fiscalía y Hermoso recurrieron la sentencia. A continuación, el tribunal envió esas alegaciones a todas las partes para que, a su vez, estas pudieran contraargumentar.

De esta forma, una vez recibidos todos estos recursos y contrarrecursos por el Juzgado Central de lo Penal, este órgano los elevó este 4 de abril a la Sala para que pueda analizarlos y resolverlos. Todos esos documentos, a los que tuvo acceso EL PAÍS, revelan la intensa batalla de las acusaciones y defensas para tratar de tirar abajo los argumentos de sus contrarios. Estas son sus principales razones:

Rubiales. La abogada del expresidente solicita que se rechacen las alegaciones de la Fiscalía y de Hermoso, a quienes acusa de haber “magnificado” los hechos enjuiciados, sumado al “correlativo linchamiento en los medios de comunicación y en las redes sociales” que ha padecido supuestamente Rubiales. Como expuso en el juicio, Tubau admite que el exmandatario tuvo una “conducta inapropiada”, pero mantiene que el beso “no constituye un delito de agresión sexual” y que no se ha acreditado que los acusados presionaran de forma “violenta” a la futbolista —requisito necesario para sentenciarles por un delito de coacciones, según expuso el magistrado Fernández-Prieto—.

A lo largo de su contrarrecurso, de 31 páginas, la letrada apunta que las acusaciones “deberían hacer un ejercicio de autocrítica y también de cierta humildad”: “A [Hermoso] y al Ministerio Fiscal les incumbía acreditar los presupuestos fácticos del delito de coacciones. Y no solamente nada de ello han acreditado sino que su propio relato acusatorio, como se ha dicho, no describe un delito de coacción”. La defensa combate igualmente la reclamación de elevar a 50.000 euros la cuantía de 3.000 euros adicionales que, según la sentencia, debe pagar Rubiales a Hermoso en concepto de indemnización. “Se invoca por la acusación particular que la imagen de Hermoso se ha visto afectada por los hechos y nada de ello se prueba, siendo notorio que Hermoso ha sido contratada en espacios y programas televisivos de la máxima audiencia”, alega la abogada del expresidente de la RFEF, que remacha: “Se dice que Hermoso ha tenido ‘que intensificar su tratamiento psicológico’, sin que se haya practicado en el acto del juicio una sola prueba tendente a acreditar los daños psicológicos supuestamente sufridos”.

Vilda. Luis Jordana, abogado del exseleccionador, se opone igualmente al intento de las acusaciones de anular la absolución de su cliente. El letrado asevera que se pretende la revocación de la sentencia “de una manera harto forzada y alambicada”, “retorciendo de manera improcedente la doctrina”. En su recurso, la Fiscalía pidió, entre otros aspectos, que se repita el juicio por haberse inadmitido pruebas y preguntas “indebidamente”. Sin embargo, la defensa de Vilda contesta que la denegación de la prueba “se encuentra debidamente motivada” y, además, su “influencia” en el procedimiento sería “inane”. Sobre el rechazo del juez a aceptar determinadas cuestiones en la vista oral, apostilla: “La declaración de impertinencia de las preguntas de las que el Ministerio Fiscal se queja es procesalmente intachable”.

Frente a las críticas del ministerio público —“al finalizar el juicio, los allí presentes fuimos testigos de un hecho inédito, nunca visto en los 26 años de trayectoria profesional de esta fiscal, y que causó estupefacción al menos a las acusaciones, y es que los acusados se dirigieron a saludar al juzgador dándole la mano”—, Jordana niega que el magistrado Fernández-Prieto actuase de forma “parcial” durante la vista y beneficiase así a los acusados: “[De] todos los motivos del recurso, éste es quizá el más desatinado”, escribe el letrado en su contrarrecurso. Y destaca que, durante la conversación de “cinco minutos” que Vilda tuvo con el hermano de Hermoso en el vuelo de vuelta a España para que la convenciera de que respaldara al presidente, no cometió “ningún acto de violencia ni de intimidación”: “Lo que le transmitió fue su preocupación por lo que la carga o presión mediática podría producir en su jugadora”.

Luque. Al oponerse a los recursos de las acusaciones, la defensa del exdirector de la selección masculina, ejercida por Jorge Navarro, añade: “En ningún pasaje [del relato de hechos de la sentencia] se afirma que los acusados actuaran puestos de mutuo acuerdo o con un reparto funcional de papeles para presionar a la jugadora, por lo que añadir tal afirmación va claramente más allá de lo que cabe aceptar en un recurso de apelación”. El abogado recalca que el juez descartó que Luque, que viajó a Ibiza para tratar de convencer a la futbolista de que apoyara a Rubiales, ejerciera algún tipo de violencia contra Hermoso o su círculo más próximo: “Es una obviedad que en la interacción humana las personas intentamos de modo permanente convencernos o persuadirnos unas a otras para actuar o dejar de actuar en un determinado sentido, sin que tales conversaciones adquieran relevancia penal”.

Rivera. Joaquín Jiménez, abogado del exresponsable de marketing, se manifiesta en la misma línea al impugnar los recursos de la Fiscalía y de Hermoso: “Mi representado tampoco tenía como objetivo coaccionar a Hermoso en las breves conversaciones que mantuvo con ella durante el viaje a Ibiza [donde la selección festejó el título]”. La defensa arremete contra la acusación por “construir” una “teoría de la conspiración” para sostener que Rivera acudió a la isla con la “única finalidad de presionar” a la futbolista. Según el letrado, Rivera era un mero trabajador de la federación —“en el avión de vuelta a España desde Sídney, no fue sentado en la zona business, sino en turista”— y se limitó a “organizar” este viaje y a “atender” a las jugadoras en Ibiza: “No se produce ningún acontecimiento de violencia o intimidación a Hermoso [...] Mi representado desconocía el contenido o el motivo por el cual Luque quería ver y hablar con Hermoso”.

Fiscalía. Según consta en un escrito del 24 de marzo, la fiscal Marta Durántez renuncia a presentar un contrarrecurso contra las alegaciones expuestas por Rubiales para tratar de tumbar la condena a multa. Durántez se remite al recurso que ya tramitó el ministerio público a principios del pasado mes. La Fiscalía pidió que se anulase la sentencia “por indefensión y arbitrariedad” e, incluso, que se repita el juicio. En esa línea, reclamó que se condene a Rubiales a dos años y medio de cárcel por agresión sexual y coacciones; y a un año y medio de prisión a los otros tres acusados por ese mismo delito de coacciones.

Hermoso. En un escrito fechado este 31 de marzo, el abogado de Hermoso carga contra los argumentos de Rubiales para intentar tumbar su condena por agresión sexual. “No es necesario demostrar el ánimo libidinoso del agresor, simplemente basta que no exista consentimiento por parte de la víctima”, contraargumenta el letrado de la futbolista, Ángel Chavarría: “La sentencia recurrida advierte varias circunstancias relevantes”, prosigue el abogado, que enumera tres factores: “1. El beso no fue consentido. 2. No había ninguna relación anterior de afectividad que justificara esta acción. 3. Rubiales no lo hace con el resto de las jugadoras del equipo”. “La violencia empleada cuando Rubiales bloquea la cabeza de la jugadora evidencia que es plenamente consciente de la acción que desarrolla, demostrando que nada se lo iba a impedir”, incide. “No hay consentimiento, sino sometimiento. [Hermoso] sencillamente se lo encontró, sin buscarlo y sin autorizarlo. La jugadora se queda en shock, no sabe cómo reaccionar”.

El abogado de la deportista, que ya recurrió la sentencia para que se condenara por coacciones a los cuatro procesados, ahonda en esa línea en este nuevo contrarrecurso contra las alegaciones de Rubiales: “No podemos admitir como un argumento válido para revocar la sentencia que la jugadora no se sintiera víctima de una agresión sexual por sonreír, celebrar con las compañeras, dar palmaditas en el costado, hacer manifestaciones para no quitar merito al éxito deportivo conseguido o por manifestar el hartazgo ante las coacciones puestas en marcha por la RFEF para hacer cosas que no quería hacer en aras a obtener un consentimiento que nunca existió. No es tan difícil entender —en personas con un mínimo rigor— que la jugadora se comportó como tenía que comportarse [...] ¿Qué se pretende? ¿Revictimizar? ¿Exigirle un comportamiento heroico de reacción?”.

AFE. La Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) ha presentado dos escritos. Por un lado, el colectivo se suma al recurso de Hermoso para que se condene a los acusados por coacciones. Y, por otro, la AFE se opone a las alegaciones de Rubiales: “Rubiales, siendo plenamente consciente de las consecuencias del beso que había propinado a Hermoso, utilizó todos los recursos de la RFEF para lavar su imagen y coaccionar a la jugadora para que emitiese un comunicado diciendo que el beso había sido consentido”, afirma la abogada de la asociación, María Josefa López, que añade: “Los acusados tenían el ánimo de compeler a la víctima para hacer algo que ella no quería y a lo que, insistimos, se había negado en reiteradas ocasiones”.