Israel intensifica su ofensiva contra Hezbolá con un bombardeo en Beirut para asesinar a un alto mando

Israel intensifica su ofensiva contra Hezbolá con un bombardeo en Beirut para asesinar a un alto mando

Tras matar a más de 30 personas y herir a miles con la detonación a distancia de buscas y walkie-talkies, Israel ha elevado de nuevo este viernes el riesgo de una guerra total con un bombardeo en Beirut en el que asegura haber asesinado a una de las principales figuras de Hezbolá: el jefe de las fuerzas de élite Radwan, Ibrahim Aqil. Dos misiles lanzados desde un F-35 han dejado nueve muertos y 59 heridos al destrozar un edificio en Dahiye, el feudo del partido-milicia a las afueras de la capital libanesa que Israel no atacaba desde el asesinato del número dos de Hezbolá, Fuad Shukr, en julio. La milicia libanesa no ha confirmado la muerte, en un bombardeo que ―tras el inédito ataque tecnológico y 24 horas de fuego cruzado con una intensidad sin precedentes desde hace meses― lleva a Oriente Próximo a uno de sus mayores puntos de tensión desde el inicio de la guerra en Gaza, en octubre de 2023.

La “nueva fase de la guerra”, como la ha definido el ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant, está tomando la forma de ataques sin respiro, incluido contra la cúpula de Hezbolá, cuando se asume que aún se lame las heridas del doble ataque atribuido al Mosad, los servicios secretos en el exterior de Israel, que ha dejado cerca de 40 muertos y unos 3.000 heridos en Líbano y sumido en el desconcierto a la población.

La sensación de vulnerabilidad y el nerviosismo eran visibles en Dahiye, una hora después de la explosión cerca de la mezquita Al Qaem, que dejó una columna de humo sobre el cielo al sur de la capital. Los accesos al lugar han sido cerrados con vallas por todas las direcciones y jóvenes de Hezbolá y de Amal, la otra gran facción chií, impedían el paso incluso a quienes se presentaban como enfermeros y periodistas. Solo permitían apuntar las cámaras en la dirección opuesta a la calle que da acceso al lugar, donde se podía ver un trasiego caótico de ambulancias y vehículos de transporte de soldados del ejército libanés.

Washington lleva cuatro décadas ofreciendo siete millones de dólares (unos 6,3 millones de euros) a cambio de información sobre Aqil, al considerarlo uno de los responsables del ataque a la Embajada de EE UU que mató a 63 personas en 1983.

El portavoz del ejército israelí, Daniel Hagari, ha asegurado que entre los muertos hay otros mandos de Radwan con los que estaba reunido Aqil. El bombardeo muestra tanto el nivel de información de inteligencia que Israel posee en estos momentos sobre Hezbolá (más aún tras el pirateo tecnológico) como su disposición a aprovechar la voz cantante para apretar el acelerador bélico, aún a riesgo de una guerra abierta que ha demostrado que desea más que Hezbolá. Hagari ha subrayado que no cambian de momento las instrucciones a la población israelí en general, como suelen hacer cuando consideran inminente una represalia.

Beirut
Lugar donde ha impactado uno de los misiles israelíes en el barrio de Dahiye, en Beirut.Bilal Hussein (AP/ LaPresse)

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El primer ministro libanés, Najib Mikati, ha declarado que el último bombardeo sobre la capital demuestra que Israel “no tiene en cuenta ninguna consideración humanitaria, legal o moral”. El portavoz de la Casa Blanca para asuntos de seguridad nacional, John Kirby, ha pedido a los ciudadanos estadounidenses que se abstengan de viajar a Líbano y ha añadido que no tiene conocimiento de ninguna notificación de Israel a Washington sobre las operaciones de este viernes. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, que tenía previsto viajar el lunes a Estados Unidos para asistir a la Asamblea General de la ONU, donde intervendrá el viernes, ha retrasado el viaje al martes, según medios israelíes.

Todo después de dos jornadas de fuego cruzado con pocos precedentes en casi un año de enfrentamientos en la frontera. Este viernes, con los cadáveres recién enterrados y miles de heridos ―tanto milicianos como civiles― recuperándose del doble ataque con buscas y walkie-talkies explosivos, Israel anunció haber destrozado cientos de lanzaderas de cohetes en una intensa oleada de dos horas de bombardeos en feudos de Hezbolá en Líbano. También llamó a los habitantes de varias localidades del norte del país, incluidas algunas a decenas de kilómetros de la frontera, a permanecer cerca de los refugios.

Apenas unas horas antes del bombardeo sobre Beirut, Hezbolá había respondido a la ofensiva israelí de las últimas horas con una de sus mayores salvas de proyectiles (140) de los enfrentamientos que mantienen desde octubre de 2023. La milicia asegura que los objetivos eran instalaciones militares. El ejército ha identificado el cruce de 120, de los que algunos fueron interceptados por el escudo antimisiles y otros causaron incendios. Las autoridades israelíes han retomado las instrucciones de seguridad a la población del norte que habían retirado previamente.

Cohetes sobre Israel

Pasado el mediodía, eran visibles los intercambios de proyectiles sobre el cielo en los alrededores de Kiriat Shmoná, una ciudad israelí de 20.000 habitantes frecuentemente bombardeada por Hezbolá ubicada a dos kilómetros de la frontera y que fue evacuada al comienzo de la contienda. Sobre los montes que demarcan la separación de los dos países, se alzaban columnas de humo. Los disparos de artillería retumbaban en las calles desiertas de la localidad.

Los proyectiles del escudo antimisiles israelí, conocido como Cúpula de Hierro, trataban de interceptar los cohetes que llegaban desde el lado libanés. Avi, un veinteañero despreocupado, avanzaba por una de las vías de Kiriat Shmona sin acudir a ninguno de los refugios diseminados delante de las viviendas. Tampoco tenía ganas de conversar. El autobús número 12 transitaba minutos después sin un solo pasajero en su interior. Avanzada la tarde, las detonaciones seguían escuchándose.

Uno de los cohetes lanzados desde Líbano impactó a media tarde en la carretera 90, al sur de Kiriat Shmoná, cerca del kibutz Ayelet Hashahar. La policía la cerró al tráfico durante media hora. El impacto no causó víctimas, pero los restos del misil incrustados en el asfalto, según la imagen facilitada por los agentes, suponen una advertencia a los habitantes que se mueven por la zona.

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