Los rostros de los migrantes ecuatorianos que no llegaron al ‘otro lado’

Los rostros de los migrantes ecuatorianos que no llegaron al ‘otro lado’

Las fotografías quedaron en sus casas como un recuerdo feliz que ahora pertenecen al pasado. Son las últimas instantáneas de nueve ecuatorianos antes de su muerte o desaparición en su intento de llegar a EE.UU.

En las imágenes aparecen sonrientes padres, madres, hijos de familias de Cañar, Azuay, Tungurahua, Guayas y Loja que emigraron en el transcurso de este año.

Los que se quedaron sienten dolor. Hay casos en los que se mantienen con la zozobra de recibir algún día una llamada o un mensaje de texto, que dé pistas de su posible paradero.

La Dirección de Protección a Ecuatorianos en el Exterior de la Cancillería confirmó la muerte de 51 personas en su intento de llegar de forma irregular a EE.UU., entre el 2019 y el 10 de septiembre de este año.

El Ministerio de Relaciones Exteriores señaló que en el mismo período han sido reportados como desaparecidos 53 compatriotas. 31 de estos casos se resolvieron; es decir, fueron encontrados vivos o muertos.

Solo en este año hay 18 casos. A seis continúan buscándolos en la frontera.

Los familiares enmarcaron las fotos y las colocaron en altares improvisados en las salas de sus casas. Las personas rezan a diario frente a los portarretratos. Ahí colocan una vela hasta que logra consumirse por completo. Muy de cerca hay estampitas de la Virgen o la figura del Divino Niño. Cada semana se ponen flores.

“Estarán ahí hasta que vea el cuerpo de mi esposo”, dice Mayra Sinchi, pareja de Ángel, fallecido. “Todos los días rezo por que aparezca”, cuenta Geovanny Pulla, padre de Elizabeth, desaparecida. “Estoy destrozada. Siento que mi hermano está sufriendo”, lamenta Rocío Ramón, cuyo familiar permanece secuestrado. A todos les perdieron la pista cuando salieron de México o Bahamas y buscaban llegar ‘al otro lado’ , refiriéndose a Estados Unidos.

En un informe de la XXI Mesa de Movilidad Humana, que abordó temas de migración riesgosa, se identifican múltiples peligros en estos viajes. Entre ellos, la violencia por parte de mafias.

Más allá de los datos, estas son las historias de ecuatorianos, de seres humanos muertos y desaparecidos en su intento por encontrar una mejor economía. Hoy sus familiares relatan lo sucedido.

Claudio Javier Ramón, 36 años, Azuay. Videos y fotos de Javier atado de pies y manos fueron enviados a su hermana. Está secuestrado desde el 28 de junio, cuando intentó pasar la frontera por Juárez. Sus captores exigieron una recompensa que fue cubierta en su mayoría. Pero hoy no se conoce su paradero. En Ecuador se dedicaba a la agricultura. Foto: Cortesía familiares

Claudio Javier Ramón, 36 años, Azuay. Videos y fotos de Javier atado de pies y manos fueron enviados a su hermana. Está secuestrado desde el 28 de junio, cuando intentó pasar la frontera por Juárez. Sus captores exigieron una recompensa que fue cubierta en su mayoría. Pero hoy no se conoce su paradero. En Ecuador se dedicaba a la agricultura. Foto: Cortesía familiares

Pablo Condemaita, 32 años, Tungurahua.  Las baquetas están guardadas. Pablo (der.), baterista de un grupo de música nacional en Ambato y sastre de profesión, no aparece desde el 9 de junio. Ese día intentó cruzar a EE.UU. Su sobrina, Mishelle Moncha, contó que su última comunicación fue desde México. La familia tiene esperanzas de hallarlo con vida. Foto: Cortesía familiares

Pablo Condemaita, 32 años, Tungurahua. Las baquetas están guardadas. Pablo (der.), baterista de un grupo de música nacional en Ambato y sastre de profesión, no aparece desde el 9 de junio. Ese día intentó cruzar a EE.UU. Su sobrina, Mishelle Moncha, contó que su última comunicación fue desde México. La familia tiene esperanzas de hallarlo con vida. Foto: Cortesía familiares

Noemí Muy Lojano, 29 años, Azuay. Sus dos niñas de 10 y 5 años están a cargo de los abuelos en Ecuador. Su familia busca ayuda para repatriar su cuerpo desde Estados Unidos. Falleció el 5 de septiembre último, por las altas temperaturas cuando era transportada en un furgón de carga en una carretera en Lincoln, en Nuevo México. Foto: Cortesía familiares

Noemí Muy Lojano, 29 años, Azuay. Sus dos niñas de 10 y 5 años están a cargo de los abuelos en Ecuador. Su familia busca ayuda para repatriar su cuerpo desde Estados Unidos. Falleció el 5 de septiembre último, por las altas temperaturas cuando era transportada en un furgón de carga en una carretera en Lincoln, en Nuevo México. Foto: Cortesía familiares

Mayra Giler, 35 años, Guayas. Mayra viajó a México (izquierda ) con su hija de 17 años el pasado 8 de abril. La idea era llegar a Nueva York. Allí una amiga les ayudaría a conseguir trabajo y pagarían la deuda de USD 30 000, monto que los coyoteros les pidieron por toda la travesía. Murió el 10 de agosto en el desierto entre México y EE.UU. Foto: Cortesía familiares

Mayra Giler, 35 años, Guayas. Mayra viajó a México (izquierda ) con su hija de 17 años el pasado 8 de abril. La idea era llegar a Nueva York. Allí una amiga les ayudaría a conseguir trabajo y pagarían la deuda de USD 30 000, monto que los coyoteros les pidieron por toda la travesía. Murió el 10 de agosto en el desierto entre México y EE.UU. Foto: Cortesía familiares

Jazmín Lema, 21 años, Cañar. La hija de Jazmín permanece en un centro de cuidado en Sonora, México. Ahí fue llevada la niña de 3 años tras la muerte de su madre en el desierto, luego de no soportar las altas temperaturas. Ella viajó a México el 21 de agosto. Su hermana, Jessica, cuenta que buscaba ir con su mamá que vive en Nueva York. Foto: Cortesía familiares

Jazmín Lema, 21 años, Cañar. La hija de Jazmín permanece en un centro de cuidado en Sonora, México. Ahí fue llevada la niña de 3 años tras la muerte de su madre en el desierto, luego de no soportar las altas temperaturas. Ella viajó a México el 21 de agosto. Su hermana, Jessica, cuenta que buscaba ir con su mamá que vive en Nueva York. Foto: Cortesía familiares

Lupe de la Nube Calle, 44 años, Azuay. Desconocidos llamaron a la familia cuando se publicó su desaparición. Decían que estaba secuestrada. Era mentira. Su hermano, José, habló con ella por última vez el 12 de junio. Estaba en Ciudad Juárez. Él se cuestiona por qué su nombre apareció en una cárcel de California. Le dijeron que se trató de un error. Foto: Cortesía familiares

Lupe de la Nube Calle, 44 años, Azuay. Desconocidos llamaron a la familia cuando se publicó su desaparición. Decían que estaba secuestrada. Era mentira. Su hermano, José, habló con ella por última vez el 12 de junio. Estaba en Ciudad Juárez. Él se cuestiona por qué su nombre apareció en una cárcel de California. Le dijeron que se trató de un error. Foto: Cortesía familiares

Elizabeth Pullas, 22 años, Cañar. Cinco migrantes ecuatorianos (foto) viajaron el 7 de enero a Bahamas. El objetivo era llegar a Miami por el mar de forma irregular. Elizabeth (primera derecha) habló con su padre, Geovanny, el 6 de marzo. Le contó que ya iban a tomar un barco y que estaban cerca. Desde ese día no se conoce el paradero de ninguno. Foto: Cortesía familiares

Elizabeth Pullas, 22 años, Cañar. Cinco migrantes ecuatorianos (foto) viajaron el 7 de enero a Bahamas. El objetivo era llegar a Miami por el mar de forma irregular. Elizabeth (primera derecha) habló con su padre, Geovanny, el 6 de marzo. Le contó que ya iban a tomar un barco y que estaban cerca. Desde ese día no se conoce el paradero de ninguno. Foto: Cortesía familiares

Geovanny Lavanda, 28 años, Loja. El bote improvisado que utilizó se viró y cayó al agua. Solo se escucharon un par de gritos. La familia conoce que la noche del 18 de agosto intentó cruzar el río Bravo durante la noche. Maribel Romero, su prima, cuenta que emigró para trabajar, cubrir deudas y mantener a sus dos hijos de 1 y 4 años. Foto: Cortesía familiares

Geovanny Lavanda, 28 años, Loja. El bote improvisado que utilizó se viró y cayó al agua. Solo se escucharon un par de gritos. La familia conoce que la noche del 18 de agosto intentó cruzar el río Bravo durante la noche. Maribel Romero, su prima, cuenta que emigró para trabajar, cubrir deudas y mantener a sus dos hijos de 1 y 4 años. Foto: Cortesía familiares

Ángel Alfonso Arpi, 33 años, Azuay. Murió en el desierto de Nuevo México, ya en el lado estadounidense, por un paro cardíaco. Emigró el 1 de septiembre por la falta de ingresos. Los USD 20 que ganaba al día como cargador en Cuenca no le avanzaban. Su esposa, Mayra Sinchi, pide ayuda para traer su cuerpo y un trabajo para cuidar a sus hijos. Foto: Cortesía familiares

Ángel Alfonso Arpi, 33 años, Azuay. Murió en el desierto de Nuevo México, ya en el lado estadounidense, por un paro cardíaco. Emigró el 1 de septiembre por la falta de ingresos. Los USD 20 que ganaba al día como cargador en Cuenca no le avanzaban. Su esposa, Mayra Sinchi, pide ayuda para traer su cuerpo y un trabajo para cuidar a sus hijos. Foto: Cortesía familiares

#ATENCIÓN | Dos migrantes azuayos fallecidos y otro desaparecido en la travesía a Estados Unidos. Hasta agosto del 2021 han muerto 35 ecuatorianos » https://bit.ly/3jylzYy

Posted by El Comercio on Wednesday, September 1, 2021