La tercera dosis

La tercera dosis

Parecía utópico, pero está a la vuelta de la esquina, la posibilidad de recibir la tercera dosis de la vacuna anticovid-19, a quienes hemos recibido normalmente las dos iniciales. Pero esta posibilidad ya no es antagónica a nuestra necesidad sanitaria, la realidad que vive nuestro país Ecuador, nos empuja cada día, que pase de útil a necesaria. Las cifras expuestas por la universidad de Johns Hopkins (EE.UU.), el día de hoy, nos demuestran esta nueva realidad: en Estados Unidos, las cifras de fallecidos llegan a 629.411; los casos confirmados, ascienden a 37.939.641 y el porcentaje de la población completamente vacunada es del 52.12%. En nuestro país, los datos actuales son los siguientes: los fallecidos son de 32.092: los casos confirmados 498.728 y el porcentaje de la población completamente vacunada asciende a 39.55%, cifra que nos demuestra palmariamente los avances existentes en el control de la pandemia, dejando claro tanto la acertada política sanitaria del nuevo gobierno, como la respuesta de la población, que es la parte más importante de este abultado problema.

Pero el canto de victoria está muy lejos de producirse; las cifras de vacunados completamente (51.12% y 39.55%, respectivamente), nos alertan del peligro inminente que corremos, debido a la agresividad del virus en mutar y la lenta curva de vacunados que debe acercarse mínimo al 70%, si deseamos solo prepararnos para el canto de victoria indicado. En mi última entrega, indiqué las cifras que la OMS induce como necesarias para lograr la ansiada inmunidad de rebaño (80 al 90% de la población vacunada), con lo cual estaríamos preparándonos para el cruce de la línea de control y del grito ansiado. Por lo expuesto, mis estimados lectores, la tercera dosis es una necesidad, que ya empieza a producirse; en el estado de Mississippi, están autorizados a recibirla quienes hayan pasado 80 días de la segunda dosis, ajenos a si son vulnerables inmunológicamente hablando, en el resto, incluido mi país Ecuador, debemos prepararnos para recibirla, pues requerimos repotenciar nuestro sistema inmunitario y elevar la carga de anticuerpos específicos, para superar el peligro que nos acecha, sin olvidarnos de las medidas de control complementarias que debe formar parte de nuestra actitud normal.