Canadá devuelve el golpe a Trump con aranceles de represalia por valor de 21.000 millones de dólares
No se hizo esperar la respuesta del Gobierno canadiense a los aranceles del 25% impuestos por la Administración de Donald Trump a las importaciones de acero y aluminio. Como medida de represalia, Ottawa anunció este miércoles que impondrá gravámenes a Estados Unidos por valor de 21.000 millones de dólares (30.000 millones de dólares canadienses; 19.000 millones de euros). Está previsto que entren en vigor este jueves y se dividirán entre contraaranceles directos a las importaciones de acero y aluminio y tasas a otros productos, como ordenadores, calderas o material deportivo.
La respuesta canadiense llega horas después de que la Unión Europea contraatacara por su parte con medidas de represalia por una cantidad algo superior: 26.000 millones de euros. Entre los productos afectados, Bruselas apuntó este miércoles a bienes fetiche del american way of life, como el bourbon, los vaqueros de la marca Levi’s o las motocicletas Harley-Davidson.
La guerra comercial entre los viejos socios comerciales, desatada tras la llegada de Trump al poder por segunda vez, escala así un peldaño más, un día después de que los latigazos arancelarios de la nueva Administración estadounidense sembraran el caos a ambos lados de la frontera. El martes comenzó con la amenaza del republicano de doblar los gravámenes al acero y el aluminio al vecino del Norte en respuesta a un anuncio del primer ministro de Ontario, Doug Ford, que había prometido gravar el lunes con un 25% la electricidad que la provincia sirve a tres Estados: Míchigan, Minnesota y Nueva York.
Tanto Ford como la Casa Blanca se echaron atrás en sus amenazas, lo que posibilitó que a medianoche Canadá recibiera con el resto de los países el mismo trato arancelario a las exportaciones de acero y aluminio a Estados Unidos: un 25% de impuestos a esos productos al atravesar la frontera.
Ese tira y afloja tarifario y el temor a una recesión ―que Trump no fue capaz de desterrar en sendas declaraciones el domingo (en Fox News y a la pregunta de una reportera a bordo del avión presidencial)― se han dejado sentir en los últimos días sobre los mercados, que el lunes registraron su jornada más negra en lo que va de año. Este miércoles a mediodía (hora de Washington y Ottawa) las Bolsas aún luchaban por hacer pie, yendo de las ganancias a las pérdidas, lo que dio que pensar que los inversores están por igual preocupados por los aranceles y satisfechos con un dato de inflación, hecho público por la mañana, que ha sido mejor de lo esperado: el IPC subió en febrero un 2,8% en tasa interanual.
Recorte de los tipos de interés
La incertidumbre causada por los ataques de Trump a Canadá y por su aspiración de anexionar el país para convertirlo en el Estado número 51, no solo ha hecho resurgir un sentimiento nacionalista que estuvo dormido durante décadas, también ha provocado que su banco central haya decidido este miércoles recortar los tipos de interés en 25 puntos básicos, hasta dejarlos en un 2,75%. Los expertos esperaban esa medida en vista de la guerra comercial en marcha entre los dos viejos aliados que puede lastrar su crecimiento económico.
Canadá es el mayor exportador de acero y aluminio a Estados Unidos. Sus cinco principales proveedores de acero en enero eran el vecino del norte (11.200 millones de dólares), seguido de Brasil, México, Corea del Sur y Alemania. En cuanto al aluminio, la lista la encabeza de nuevo Canadá, y después vienen, por ese orden, Emiratos Árabes Unidos, Rusia y China a una considerable distancia.
El anuncio de los nuevos aranceles lo hizo el ministro de Finanzas canadiense, Dominic LeBlanc, que agradeció a los primeros ministros de las distintas provincias (Ford, que acaba de ser reelegido, incluido) “por defenderse y por defender al país”, mientras licorerías por todo el vasto territorio procedían a sacar de los estantes las botellas de bourbon de Kentucky y de vino californiano en señal de protesta.
LeBlanc afirmó que las tarifas de Trump están generando “perturbaciones y desorden en una relación comercial increíblemente exitosa”. A falta de una lista detallada de los bienes afectados, más allá del acero y el aluminio, LeBlanc dijo que el comercio de material informático, equipos deportivos o productos de hierro fundido se verán afectados. Un funcionario añadió después las calderas de agua a la nómina, según el diario Toronto Star .
Junto a LeBlanc, compareció en Ottawa la ministra de Asuntos Exteriores canadiense, Mélanie Joly, que dijo que el país está preparado para la lucha mientras continúe la guerra arancelaria. Joly recordó que Canadá ha abordado todas las exigencias de Trump en materia fronteriza y en lo relativo al control del tráfico de fentanilo, y que eso no ha evitado la entrada en vigor de las tarifas al acero y al aluminio. Sí fueron suficientes esos gestos para lograr dos aplazamientos de los aranceles generales que la Administración estadounidense quiere imponer a Canadá y a México, lo que en la práctica supondría infringir el tratado de libre comercio que el propio Trump firmó en 2020 y haría saltar por los aires el espacio económico norteamericano.
“La excusa para [imponer] esos aranceles cambia a diario”, lamentó Joly. “La única constante en esta guerra comercial injustificada e injustificable parece ser la insistencia del presidente Trump en anexionar nuestro país mediante la coerción económica”.
El nuevo líder del Partido Liberal y próximo primer ministro, Mark Carney, que sucedió el domingo a Justin Trudeau a la espera de la convocatoria de elecciones en un momento crítico para el país, arrancó la jornada con una visita a una planta de la siderúrgica ArcelorMittal Dofasco, donde se vio con sus trabajadores. Sobre los nuevos aranceles recíprocos, dijo: “No queremos hacerlo porque creemos en la apertura de fronteras y el comercio libre y justo, pero no queda otro remedio”. Carney añadió que todos los ingresos por esos gravámenes se destinarán a las industrias y trabajadores afectados. También, que está listo para reunirse con Trump “en el momento oportuno, desde una posición de respeto por la soberanía canadiense y trabajando por un enfoque común”.
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