Óscar Puente: “Un trabajador de Adif desvió el tren para provocar su descarrilamiento y evitar que llegara a Atocha”

Óscar Puente: “Un trabajador de Adif desvió el tren para provocar su descarrilamiento y evitar que llegara a Atocha”

“Un tren iba remolcado a taller. En un momento determinado, por razones que yo no puedo exponer y que se esclarecerán en el informe [de la Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios], ese tren que iba remolcado se suelta del remolcador e inicia un recorrido, digamos que en caída libre, por el túnel de Chamartín”. Así ha iniciado el ministro de Transportes, Óscar Puente, un escueto relato ante los medios de comunicación sobre lo sucedido en la tarde del sábado en el túnel Chamartín-Atocha, entre las dos mayores estaciones de Madrid. En ese punto crítico de la red ferroviaria, donde conectan las líneas de alta velocidad del norte del país con las del sur y las del Este, descarriló un tren de la serie 114 de Renfe que, antes de las 17:00 horas, se dirigía a los talleres situados en el distrito de Fuencarral de la capital para ser sometido a labores de mantenimiento. Como consecuencia, el paso subterráneo quedó taponado y el tráfico ferroviario de alta velocidad entre Madrid y Levante colapsó durante horas.

El ministro se ha referido a una intervención clave para evitar un siniestro mayor: “Un trabajador del centro de control de Adif tomó la decisión de desviar el tren a una de las vías para provocar su descarrilamiento y evitar que acabara saliendo a la playa de vías de Atocha, pudiendo eventualmente chocar con algún tren que viniera”.

Puente ha eludido ofrecer más detalles, remitiéndose a las conclusiones de la Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios. Sí ha afirmado que desconoce si existía un riesgo real de colisión en la boca del túnel o en plena estación, pero “es vidente que si el tren hubiera continuado en su trayectoria podía haber alcanzado la playa de vías y haber impactado. Eso está en este momento por esclarecerse”. Miembros de la referida comisión, independiente del Ministerio de Transportes, trabajan desde el mismo sábado para reconstruir segundo a segundo el siniestro y dar con las causas. El presidente de Renfe, Raül Blanco, declaró ayer en una entrevista concedida a Onda Cero que, por el momento, no se puede pensar en una acción de sabotaje, “pero las causas están bajo investigación”.

Como desenlace al resumen de los hechos, el ministro de Transportes ha reconocido que la actuación del técnico de Adif, una vez que constató que el modelo 114 de Renfe se disparaba sin control hacia Atocha, “evitó cualquier riesgo para las personas o trenes que pudiera haber en el entorno de Atocha”. En la composición del desenganche viajaban dos técnicos de mantenimiento, pertenecientes al fabricante de trenes Alstom, y un maquinista de Renfe. Ninguno de ellos resultó herido, aunque precisaron atención médica por encontrarse en estado de shock al ser desalojados.

Fuentes involucradas en el estudio del accidente aventuran que la principal incógnita está en las causas del desacople del convoy que quedó varado tras la salida de eje. Este se desprendió del remolcador en un punto por concretar entre Recoletos y Chamartín, iniciando un descenso sin control hacia la referida estación de Atocha. Las mismas fuentes sitúan la salida de vía bajo la zona que ocupa el Jardín Botánico de Madrid. El enganche automático está probado durante años de rodaje a velocidades superiores a los 300 kilómetros por hora.

Las labores de extracción del tren van a ser “muy complejas”, se reconoce desde Renfe. Técnicos de esta última y de Adif, responsable de la infraestructura, han trazado un plan de actuación este fin de semana que, a buen seguro, requerirá cortes en la circulación por el túnel Chamartín-Atocha. En un principio, está previsto que las circulaciones en alta velocidad al Levante partan de la estación de Atocha y no de Chamartín, pero será Renfe, y las otras dos operadoras con actividad en ese corredor, Iryo y Ouigo, quienes vayan informando a los viajeros.

Durante el fin de semana de crisis ferroviaria Ese contabilizaron 50.000 viajeros afectados por cancelaciones, fuertes retrasos y reprogramaciones: 27.000 clientes de Renfe, 13.000 de Ouigo y unos 7.500 de Iryo. El taponamiento del túnel Chamartín-Atocha dejó aislada la estación de Chamartín de los corredores hacia Levante durante buena parte del sábado y con posteriores reducciones de capacidad el domingo.